Vida número XIII

                    Recuerdo que en aquella vida volvía a tener problemas porque yo, bueno...,  yo..., cómo deciros...,
                                                                            ..., tenía  un buen...,



 - No me come el culo, padre.


 - Pero, hijo mío, ¿tú se lo has dicho?


 - ¡Cómo?, ¿en plan "amor mío lámeme el ojete"? De ningún modo, padre; yo he intentado despertar su interés..., como me dijo usted...


-... y nada, padre.


- Qué extraño; ¿no estará enfermo?


- No creo porque de polla siempre tiene ganas.


- ¿Pero tú te tocas el ojete?

- Ya lo creo, padre.


- ¿Y él que hace?


- Sigue hablando o viene a comerme el rabo.


- Qué duras pruebas nos manda dios... Pues tú, tú no te des por vencido, hijo mío. Te diré qué haremos. Tú cuando él quiera polla, se la das de tal forma que se encapriche de tu ojete, ¿me entiendes.


- Tienes que conseguir que desee meterte un dedo; un simple dedo y ya el resto está hecho, hijo.


- Así, muy bien; ten fé.

- Gracias, padre.

4 comentarios:

  1. Este sacerdote de qué rama de la Iglesia es? XDDD

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  2. Mucha suerte, como dice el padre: los caminos del señor (en este caso hasta el ojete) son inescrutables...

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  3. Chuchi, con un rabazo asín normal que el pobre eche en falta que le jugueteen con el ojete.. lo siento por él, pero esas es la cruz que tenemos que padecer los que semos rabones.

    Bicos Ricos

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  4. jajajajaja ya casi no me acordaba yo de las memorias del chico virtuoso este, que por cierto, cambia de cara como yo de crema hidratante, jajajaja.

    Pues mira, hijo, si no te come el culo a lo mejor, digo yo, es que te huele mal. Jajajajajajajaja.

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