Vida número V

Lo primero que recuerdo de mi quinta vida es una playa a la que me ha llevado mi hermano. Estoy sobre la arena y creo que siento... ¡celos!, porque aquel hombre amigo suyo, que durante el trayecto en coche había estado todo el tiempo hablando y jungado conmigo, de pronto no me hacía ni caso, todo el rato en la orilla con mi hermano, y no sé si yo lo conocía de antes, pero lo que sí me quedó claro es que lo quería para mí aunque no me doliera la espalda.
 Ahora tengo quince y mancho las cortinas de mi cuarto al terminar de me pajejarme mirando a un chico que vino cuando unas obras en el patio de... la casa de mis padres, supongo.

Tampoco me supo decir el doctor Quenabo si me agitaba como poseso pensando en mamarle la pollas y los huevos, o en meterle la mano en aquel culo blanco y sudado.



Pasa el tiempo.








"Sí, mamá, estoy bien. Que no, pesada. Además está Jaime. Sí, sí me enseña a cocinar algunas cosillas".

Claro que no las que yo me moría de ganas por probar, porque era heterosexual. Ahora que en mi cabeza sí que no lo era. Lo imaginaba desnudo, cocinándome,
 bebiendo y ofreciéndome leche.... hummmmm, mmmmmm
 hasta que un día ya no pude mas y se lo dejé bien claro...

 ¡Vale, vale, no fue asi, pero sabiendo lo que sé ahora, debí haberlo hecho! Fijo que algo le habría comido. Pero no, en lugar de éso, mientras el veía una peli insoportable de Stanley Kubrick y a mí me dolían los huevos de mirarlo a él,

 se lo dije... ya sabes, en plan: "me gustas"; y él claro, se asustó y me salió con que si su novia, ésto, lo otro.... Fijo que si le hubiese dicho que no quería casarme con él, sino solo comerle el nabo o tal vez la boca, o que me metiera un par de dedos por el culo... algo habría pasado, ¡pero qué sabía yo entonces!



Jaime se fue al final de ese cuatrimestre y poco después, en una fiesta de disfraces conocí a un cuarentón. Fue un flechazo.




 Yo iba de príncipe y él de padre de un compañero de la facultad.


Cuando fui a por cervezas al garaje de la casa, nos presentamos. "Yo Javi...


 yo Fernando",
¡Dios mío qué bien lo pasé con ese hombre!


 Luego terminé la carrera y tuvimos que dejarlo... Hasta recuerdo la mamada de despedida, en su coche...




Como dice el doctor Quenabo; que dios bendiga a los casados.
A algunos casados, snif

6 comentarios:

  1. Yo sabía que eras un clásico, que solo a ti se te ocurre ir por ahí pidiendo matrimonio.... que poco moderno, y encima, lo querrías por la iglesia.

    Bicos Ricos

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  2. ¡Qué bueno!

    Y a Jaime el Peludete tenías que haberle abordado en la mitad de La naranja mecánica, ahí tal vez no te hubiera dicho fu..

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  3. hombre, a mí el chico ese de la cocina, qué quieres que te diga, no me resulta para nada atractivo. Que tanto pelo a mí me da un poco de rePELOus, jajajaja.

    Pero además, no hay que olvidar que yo soy asexual,jajaja.

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  4. jajjaa, chuchi, Zeta se mosqueó porque lo llamaron clásica, no sé si yo también debería... Pero no, tú sabes que yo soy un romántico; interpreto que cuando my man me da la polla es que me quiere muchísimo; y cuando me toma el culo, ya ni te cuento jajajja... ahora que me conformo con el juzgado :P

    Justo!! Sí, sí, desde luego; pero vamos, con lo que yo ya tengo aprendido, en esta vida no se me hubiera escapado; me lo habría comido por las patas jajajajaja

    Zeta! jesúúús por favó; si no te gusta ese chico, no es que seas asexual, sino lo siguiente jajajaja.. ¿acaso nunca has visto lo mono que es un pecho bien lamido? Auhhhhhhh, si pudiera te escondía la cera jajajj

    Besos

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  5. jajajaja!!
    Hoolaaa,... Pero, bueno; esta historia es genial.
    Muchas gracias. Lo he pasado bomba.

    Volvere, amenazo.

    Besos, compi. Felicidades y gracias de nuevo.

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  6. jajaja, gracias a ti, insolente.., me sube usted... los colores :P

    Besos

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