En mi vida número ocho no parece que me comiera mucho.
"- Venga, bahhh, que te prometo que no se lo diré a nadie:(
- Que no, tío, que a mí no me va ésto
- Venga ya, ¡cómo no vas a tener ganas de una mamada?
- En serio, que no tengo ganas.
- Sí, claro...
- Que no...
Y como supongo que ya sabréis, cuando no haces que la polla del hombre que te quieres comer, se moje sola, mas te vale intentar otra cosa.
Por suerte me enteré de que le gustaba que le comieran los pies, me ofrecí. Tardé unas cuantas tardes en que me dejara subir a su cama, pero una vez que subí...
"- Que no...
- Venga, no seas maricona, que te prometo que no te voy a meter nada por el culo; solo la polla.. bahhh, por fa, jooooo.
- Pero solo la puntita, ¿eh?
- Venga".
Luego supongo que habré conseguido que me comiera el culo... y si así fue imagino que me casé con él